

Partiendo de una anticuada terraza ochentera, creamos un paraíso de vegetación, agua y madera. Un pequeño espacio rodeado de cuatro paredes transformado con ingenio y creatividad.
Trepadoras que escalan hacia el cielo en cuerdas de cáñamo y aportan intimidad a la terraza permitiendo así que las comidas y cenas no sea interrumpidas por miradas de vecinos.
La vivienda tenia una fuente antigua de hierro a la que hemos reconvertido en un elemento mas moderno a la vez que discreto, que añade el ruido del agua al jardín, sin ser la protagonista.
En un espacio con madera de ipe, un sofá resistente a la intemperie ofrece un rincón para compartir y disfrutar de este pequeño oasis en el centro de la ciudad.
Todo armonizado y enmarcado por jardineras de acero corten, y una espectacular leñera del mismo material que preside el espacio rodeada de mariposas.


Antes y Después


Mueve el cursor para ver el cambio.