Arturo Soria

Partiendo de una anticuada terraza ochentera, creamos un paraíso de vegetación, agua y madera. Un pequeño espacio rodeado de cuatro paredes transformado con ingenio y creatividad. 

Trepadoras que escalan hacia el cielo en cuerdas de cáñamo y aportan intimidad a la terraza permitiendo así que las comidas y cenas no sea interrumpidas por miradas de vecinos.

La vivienda tenia una fuente antigua de hierro a la que hemos reconvertido en un elemento mas moderno a la vez que discreto, que añade el ruido del agua al jardín, sin ser la protagonista.

En un espacio con madera de ipe, un sofá resistente a la intemperie ofrece un rincón para compartir y disfrutar de este pequeño oasis en el centro de la ciudad.

Todo armonizado y enmarcado por jardineras de acero corten, y una espectacular leñera del mismo material que preside el espacio rodeada de mariposas.

 

Antes y Después

 

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